Se trata de una obstrucción de un conducto mamario (es uno de los numerosos conductos que transportan leche al pezón) y pueden producirse por varios motivos. Uno de ellos, es por un mal drenaje (por una presión excesiva sobre el pecho), si se da más de un pecho que de otro, o cuando se está intentando alargar el tiempo entre tomas o realizando el destete (el pecho produce más leche de la que el bebé precisa en ese momento y puede llegar a atascarse).
Otro tipo de obstrucciones están causadas por una infección en la glándula mamaria: son alteraciones de bacterias que al proliferar se adhieren a las paredes de los conductos y terminan taponándolos.
Los síntomas son: hinchazón en una zona determinada del pecho, aparición de un bulto duro que no desaparece a pesar de amantar al bebé, rojez en dicha zona, dolor y malestar. Esto puede dificultar también el agarre y la succión del bebé.
Dar el pecho con mayor frecuencia. Si el bebe no mama, usar el extractor de leche. También se pueden realizar masajes y aplicar frío.
Suele durar dos o tres días, si pasado este tiempo no desaparece, es importante acudir a un médico o una asesora de lactancia para evitar que desencadene en una mastitis.